Resumen

«Las necesito, un orgullo atávico me une a ellas, y se me hace doloroso imaginar que llegará el día en que no pueda subir ni bajar las escaleras. Quiero que como a todo buen cristiano, cuando llegue el momento, me saquen de casa con las piernas y no otra cosa por delante» (Cristianos).«… al poco de sentarme me di cuenta de que otros se habían disfrazado también, uno de arlequín, otros de chino mandarín, y muchos de payasos y personajes estrambóticos. Otro, que me pareció el más logrado, iba exactamente igual que yo, algo que me hirió profundamente, pues jamás pensé que tal cosa podría suceder. Y a punto estuve de cortame las venas allí mismo» (Hoteles). «Fue inútil intentar sacarla de sus orientaciones gastronómicas, y de nada sirvió que le preguntara por el porvenir de mi familia y el mío propio, viudo no hacía mucho y bastante deprimido. “Nada de escarola y aumentar ligeramente la ingesta de apio” fue toda su respuesta» (Buenaventuras).