BLACK, BLACK, BLACK

BLACK, BLACK, BLACK SANZ, MARTA

Portada de BLACK, BLACK, BLACK
Nota media 5,36 Regular 14 votos 4 críticas

Resumen

Los padres de Cristina Esquivel, una geriatra a la que han encontrado estrangulada en su piso de Madrid, contratan al detective Arturo Zarco para que encuentre al asesino. En realidad, lo que esperan es inculpar a Yalal, el albañil marroquí con el que estaba casada Cristina, y que ahora tiene la custodia de la hija de ambos. Zarco es un detective muy poco convencional; cuarentón, gay, y aún estrechamente ligado a Paula, su ex mujer, a la que cuenta y con la que discute por teléfono las vicisitudes de la investigación, y hasta los pormenores de sus fascinaciones eróticas. Pero bajo la superficie de las charlas, tras el relato de ir y venir de vecinos sospechosos y de presuntos implicados, la conversación telefónica entre el detective y Paula se convierte en un pretexto para la dominación y la venganza, para el daño que se quieren infligir dos personajes que se odian, se aman, se necesitan y se repelen. Hasta que el forcejeo dialéctico entre Zarco y Paula queda, de repente, interrumpido por el diario de la enfermedad de Luz, una de las vecinas de la geriatra asesinada, y madre de Olmo, el jovencito que fascina y perturba a Zarco. Y un relato interfiere en el otro relato, y el encanto y la seducción de lo reconocible se suspenden. Queda también en suspenso el clímax del desvelamiento, y el lector se ve obligado a participar y a pensar sobre el sentido de la interferencia, mientras Luz escribe la narración minuciosa del asesinato de casi todos sus vecinos, habla de su dieta, sus vicios y sus menstruaciones perdidas, de su psiquiatra, el doctor Bartoldi, del daltonismo de su hijo Olmo, de la responsabilidad de la ficción, de las mentiras de las verdades y de las verdades de las mentiras.

4 Críticas de los lectores

4

En el Madrid de los primeros años del siglo XXI, un joven y atípico detective frustrado por una carrera profesional que no despega, recibe el encargo de un rico matrimonio para que investigue el asesinato de su hija, aparecida muerta en su piso de una corrala del barrio de Lavapiés. Con un inicio que capta la atención del lector no sólo por la trama sino por un estilo que recoge la esencia del mejor género policiaco pero a la vez innova, la novela va perdiendo fuelle a pasos agigantados a medida que avanzan sus páginas. A través de la investigación a los vecinos de la corrala, y dando paso a capítulos contados por una de las vecinas y a un final narrado por la ex mujer del detective, la historia se convierta en una sucesión de introspecciones de sus personajes y de episodios oníricos. Marta Sanz, con una técnica de escritura más que lograda, acaba, no obstante, dando lugar a una novela que en realidad se convierte en un experimento de la autora de escribir un compendio de reflexiones psicológicas, de filosofía en primera persona y de metáforas sobre los anhelos de los personajes. Sin dejar claro si narra sueños o hechos reales, acaba consiguiendo que el lector pierda el hilo la historia y el interés en acabar el libro. www.antoniocanogomez.wordpress.com

hace 2 años
2

Me ha sorprendido el estilo literario tan original de esta autora pero la trama es tan densa y el lenguaje tan rebuscado que solo he leído entera la primera parte, las otras dos solo en diagonal y deseando llegar al final. Menos mal que es corto!.

hace 4 años
7

Una novela negra diferente. A pesar de su tradicional comienzo el resto de la novela se aleja bastante de una novela negra clásica. Divida en tres partes nos ofrece diferentes puntos de vista que en algún caso parecen alejarnos por completo de la trama, hasta llegar a la resolución del caso. Pero es que como explica la autora, ella no tiene ningún interés en que el lector se sienta cómodo, su intención es molestarle, obligarle a trabajar, a reflexionar, a hacer una lectura activa. Desde luego si su intención es crearnos incomodidad, lo ha conseguido.

hace 10 años
6

Me ha gustado, sobre todo porque Marta Sanz demuestra un enorme dominio del lenguaje. Hay capítulos que sin duda calificaría con un "cuatro péginas" en vez de las tres con las que finalmente he puntuado la obra. No llega al "muy bueno" porque en demasiados tramos del libro cae -en mi opinión- en un excesivo rebuscamiento. Pero estoy encantado, porque creo haber descubierto a una excelente escritora.

hace 13 años