Poeta frustrado sin poder vencer el tedio de los días y hacer algo con su vida, Ignacio Escobar, el protagonista de esta alucinada historia, recorre la ciudad como un observador inclemente que destroza con su crítica mordaz y despiadada todo lo que encuentra a su paso. Agobiado por la realidad de un mundo que no logra entender, Escobar no consigue encontrar un lugar entre la clase alta bogotana que representa su familia y los jóvenes acomodados de su generación, obnubilados con los discursos de izquierda, para quienes ser calificados de pequeñoburgueses significa un conflicto existencial. Antonio Caballero logra retratar en esta novela emblemática, construida con el humor agudo y la sátira inteligente que lo caracterizan, la tediosa y provinciana Bogotá de los años setenta.