Ésta es una gran novela sobre la vida y el amor, a pesar de la enfermedad y la muerte. Aquejado a los cuarenta y cinco años de una esclerosis degenerativa que le conduce a la muerte, Donald se da cuenta de que, cuando no esté, no quedará nadie vivo para transmitir la historia de su familia a sus hijos. Decide entonces evocar sus recuerdos a su mujer, quien los va transcribiendo. Este descendiente de finlandeses y de los chippewa, nativos norteamericanos, tuvo que abrirse camino en la Upper Peninsula de Michigan, un medio hostil para los trabajadores pobres como él. Sin embargo, ha amado intensamente su mundo y ha concebido una religión personal basada en las creencias chippewa y apegada a la naturaleza. Donald mantiene su actitud vital y afirmativa a pesar del incesante deterioro, y su último acto consiste en un gesto libre: elegir el modo, el lugar y el momento de su muerte.