Como las viejas y buenas historias, esta novela comienza en un buque repleto de pasajeros muy distintos entre sí. Tras un largo viaje por el Caribe, lleno de conversaciones y complicidades, el londinense Eric Devon, su esposa Nora y una lúcida periodista estadounidense deciden viajar a un Berlín que se recupera de los desastres de la última guerra y de los perversos efectos del nazismo. Vacilante y presa de los fantasmas de otro tiempo, Eric, por fin, se enfrentará allí a su pasado, oculto durante décadas. He aquí una magnífica historia entre el «año cero» (recordemos la famosa película de Rossellini Alemania, año cero) y el llamado «milagro económico». En una ciudad devastada por la guerra, pero llena de vida, a nuestros protagonistas les espera aquello que, quizá demasiado sencillamente, llamamos una gran sorpresa. Nada es lo que parecía ser: Eric irá asistiendo, página a página, capítulo a capítulo, a una serie de revelaciones que lo harán cambiar para siempre. Este impresionante viaje en el tiempo ofrece una inédita y refrescante visión del Berlín de finales de los años cincuenta. Tan poderosa y seductora que transforma nuestra propia perspectiva de esa parte de la historia, entre los escombros y la reconstrucción, con sus alegrías y su oportunismo, con sus miserias y sus remordimientos. Y lo hace de un modo muy refrescante y más allá de cualquier cliché. Regreso a Berlín podría ser una historia de Somerset Maugham, pero no lo es. O de Graham Greene, pero tampoco… Eso sí, tiene todo lo que nos gusta de estos dos escritores (la potencia narrativa, el misterio, el perfecto análisis de los personajes, las disquisiciones morales) y también la sutileza y la inteligencia femeninas de Verna B. Carleton, uno de los grandes nombres secretos de la literatura de su época.