Esta historia se remonta a cuando las familias eran numerosas, vivían en edificios sin ascensor y se conocían las vidas y milagros de los vecinos. Y habla a través de un niño que hizo de las escaleras de casa juego, reflexión e iniciación para una vida que ya no existe en un barrio que ya no existe. Un barrio que, según contaban quienes lo conocieron, al amanecer abría sus PUERTAS COLORADAS para cerrarlas de noche guardando tras ellas secretos, inquietudes y aventuras que ya tampoco existen. El niño va mudando en chico y después en hombre, al tiempo que los suyos y el barrio le acompañan en la metamorfosis. En definitiva, un relato coral que podría haber sucedido en aquel tiempo a cualquiera, en cualquier barrio de cualquier ciudad.