Inauguramos con el presente volumen una pequeña colección dedicada la producción novelística de Azorín, una de las grandes figuras de la Generación del 98 cuya originalidad a lo largo de su extensa y diversa obra no deja de sorprendernos. Frente a los procedimientos del realismo nos encontramos ahora con un nuevo concepto de novela en la que aparentemente “no pasa nada” porque en realidad “la intensidad suple al enredo” como explicaría el propio escritor alicantino. Obras en las que el texto se fragmenta para potenciar la reflexión y el elemento descriptivo a través de un lenguaje detallista. Esta primera etapa, que alcanza hasta 1925, abarca títulos tan representativos como Diario de un enfermo o La Voluntad, reflejo de la crisis de los ideales juveniles que desembocan en el característico nihilismo de los tiempos finiseculares. A lo anterior se suma la reescritura de ciertos personajes literarios en otras novelas como Don Juan y Doña Inés o el ensayo novelesco El licenciado Vidriera.