Mathieu Girard es uno de los mejores tiradores de la GIGN, la unidad de élite de la policía francesa encargada de la investigación de grupos terroristas islámicos. A Mathieu le encomiendan una misión especial: debe convertirse en la sombra de Dmitry Zaitsev, un mafioso ruso afincado en París que, para evitar su entrada en prisión, está ayudando al Gobierno a interceptar una partida de armas ilegales que está a punto de caer en manos de una célula del DAESH. Para ello se infiltra como vigilante de seguridad en Lumière, una discoteca muy exclusiva propiedad de Dmitry. Allí conoce a Nadina, una belleza rubia con la que el empresario mantiene una relación sentimental que resulta complicada de definir. La atracción que sienten es instantánea, pero Mathieu no puede permitirse el lujo de poner en riesgo la misión por nada ni por nadie y Nadina, por su parte, tiene una deuda con Dmitry imposible de saldar. Ambos son conscientes de que no tienen futuro juntos y evitarse se convertirá en una obligación que cada vez les costara más llevar a cabo. Esta novela romántica nos sitúa en el verano de 2016, en plena oleada de atentados terroristas yihadistas. La novela arranca con una intervención de los GIGN que es de infarto y solo es el preludio de lo que nos espera más adelante: mucha acción y escenas de vértigo. La ambientación es increíble y la trama resulta tan interesante que sinceramente, no me ha importado que la historia de amor de los protagonistas me haya quedado relevada a un segundo plano. Mathieu tiene muchas cualidades que hacen de él un personaje único: adora su profesión, se dedica a él en cuerpo y alma, es valiente y posee un sentido del honor intachable. Dmitry es un personaje que da mucho juego; es muy inteligente y su forma de actuar, un tanto ambigua, provoca que el lector no sepa si está en el bando de los buenos o de los malos. Si ellos son fuego, Nadina es puro hielo. Es un personaje que Marisa ha sabido construir de forma magistral y con el que ha arriesgado mucho, como suele ser habitual en ella, consciente de que su personalidad no iba a ser del agrado de muchos lectores. Su pasado la ha marcado profundamente y la ha convertido en una mujer fría y bastante esquiva, a la que su falta de autocontrol es capaz de poner en peligro a otras personas. La atracción no solo está presente en el título de esta novela, sino que también juega una baza muy importante en la historia de amor de los protagonistas. Los triángulos amorosos no suelen ser mis favoritos porque soy consciente de que uno de los vértices va a salir mal parado inevitablemente y por eso y por la forma en que suceden algunas cosas, la parte romántica de esta novela no ha llegado a convencerme del todo aunque, insisto, es más por culpa de mis gustos personales, que por otra cosa.