Jorge es un abogado brillante. Saca adelante su bufete, trabaja sin descanso en los casos más complicados, es extremadamente responsable y, cuando acaba el día, se pone al límite en el gimnasio, entrenando y golpeando el saco de boxeo hasta agotar todas sus fuerzas. Algunas veces el entrenamiento funciona. Otras, nada ni nadie puede apartarlo de esa pulsión que lo lleva a lo más oscuro: su adicción al sexo rápido con desconocidas. Un aseo público, un parque, un reservado... Es su oscuro secreto, eso que intenta mantener a raya durante todo el día para que no acabe devorándolo. Jorge, el depredador con sonrisa irresistible, el que logra vencer las defensas de cualquier mujer... Aunque esto no es del todo verdad: hay una que se le resiste. Irene Ávila. La joven e implacable juez Ávila, de carrera meteórica, temida y respetada a la vez. La que se pasea por los juzgados sin mirar a nada ni a nadie, concentrada en su trabajo, bella y distante, escudada tras sus gafas negras. Inalcanzable, como si fuera un reto a la medida de Jorge. Hasta que un cambio de última hora convierte a Irene en la encargada de instruir la demanda de un cliente vital para el bufete. Entonces una sospecha que no ha sido capaz de apartar resurgirá con fuerza. Jorge cree reconocer en ella a esa mujer que un día le entregó su cuerpo sin miramientos, sin límite alguno, en la absoluta oscuridad de un club de intercambio. ¿Se trata acaso de la misma mujer? ¿Tiene Irene una doble vida? ¿Será capaz Jorge de seguirla hasta el centro de esa sombra que amenaza con engullirlos a ambos?