Creo que uno siempre se acerca a Galdós influenciado por ciertos prejuicios escolares. En mi caso, tomé esta novela del anaquel de la estantería confundiendo en mi memoria vagos conceptos historicistas de mis ya casi olvidadas clases de Literatura. A fuerza de ser sincero, no le concedía más de cincuenta o cien páginas, pero bastó el primer capítulo para comprobar cuan distinto era este Galdós de aquel otro que me malvendieron durante tantos y tantos cursos académicos. Misericordia es, básicamente, una novela absoluta, formada por una anécdota que conforma una cosmovisión de la naturaleza humana. En ella entendemos como el existir es una labor difícil, pero soportable mientras la amistad, el amor al prójimo y la fantasía formen parte de ese existir. Sus personajes, empezando por Juliana y terminando por la propia Nina, se construyen en su deambular por un Madrid perfectamente dibujado, y superan, con humanas y tiernas dificultades, el ser y el existir. Aquí encontramos al personaje constructor de personajes, y al mismo tiempo reconocemos aleccionadoras conexiones con la cultura neotestamentaria que tan evidente se muestra desde el título. Su lenguaje es de una plasticidad y sugerencia difícilmente igualable y cuenta con una actualidad, que no dimana de su temática, sino de la necesaria conexión que toda obra de arte debe mantener con el ser y el sentir humano.
hace 15 años