MEMORIAS DE UNA PRINCESA RUSA

MEMORIAS DE UNA PRINCESA RUSA ANÓNIMO

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Resumen

Este extraordinario diario íntimo era ya conocido, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, por los buscadores de textos curiosos, publicaciones de difícil alcance y narraciones eróticas, casi siempre clandestinas. Es en este período cuando aparece Katumba Pasha, que, según un conocido historiador de la época, era en realidad el seudónimo turco de un aristócrata ruso que se había refugiado en Inglaterra durante la guerra de Crimea entre 1854 y 1855. El manuscrito original del diario, probablemente escrito entre 1796 y 1800, todavía se hallaba antes de 1917 en la sección privada de los archivos del palacio de Invierno de San Petersburgo. Llevaba en la página del título la palabra privatnyi (privado) escrita a mano por el emperador Pablo I (1754-1801), hijo de Catalina II la Grande. Su sucesor, el emperador Alejandro, debió de conocer su contenido porque también estampó su firma. Seguía más abajo una tercera inscripción, escrita a mano por el emperador Nicolás, en la que repetía la palabra privatnyi rubricándola con su firma. Cuando cayó en manos de Katumba Pasha, no tenía sello alguno y era evidente que llevaba años en el olvido. Habían sido repetida y burdamente tachados los fragmentos que otorgaban al texto su dimensión literaria y, de un modo incomprensible, se habían conservado aquellos que enumeraban escueta y crudamente los episodios más escabrosos. El trabajo de Katumba Pasha consistió precisamente en reconstruir minuciosamente, intercalando en su propio texto, escrito con tinta verde, los fragmentos del texto original transcritos con tinta roja. Así es como llegó a las manos de su primer editor. Lo demás forma parte ya de la odisea que protagoniza la edición de ciertos clásicos del erotismo.