Trina soñaba con ser maestra en Couron. Había estudiado para ello, pero sus sueños se rompieron en mil pedazos cuando su pueblo pasó de ser austriaco a italiano al finalizar la Primera Guerra Mundial.
Los carabinieri y los camisas pardas prohibieron que se enseñara alemán en las escuelas, despidieron a todos los funcionarios e impusieron un férreo control para que la gente acatara sus exigencias. Muchos se marcharon del pueblo, pero Trina se quedó allí junto a sus padres, su marido y sus hijos.
Cuando su hija desaparece, empieza a contarle en un diario su día a día. Una vida que se torna muy dura cuando estalla la Segunda Guerra Mundial y los alemanes no son los libertadores que ellos esperaban…
Me quedo aquí de Marco Balzano es una novela intimista que narra una historia poco conocida: la complicada situación política de Tirol del Sur tras la Primera Guerra Mundial y la construcción del lago Resia que supuso una gran tragedia para los habitantes de varios pueblos.
El libro está narrado en primera persona. Es Trina quien, en los diarios que escribe a su hija, nos cuenta la situación política antes y después de la Segunda Guerra Mundial. También la sencilla vida de las gentes de Couron que son felices con poco: tener pasto para sus animales y un trozo de polenta que llevarse a la boca.
Una novela que también nos cuenta cómo una madre supera la pérdida de su hija. Cómo la añora cada minuto del día y cómo con el paso de los años, el dolor se atenúa y la incertidumbre da paso a la aceptación.
Una historia conmovedora que nos habla del amor en todas sus formas: a la familia, a los hijos y a la tierra que te vio nacer. Y también del horror de la guerra, del dolor de la pérdida y de la injusticia.
Me quedo con la frase que abre y cierra el libro y que marca la vida de Trina, para bien y para mal:
“Seguir adelante, como decía madre, es la única dirección permitida. De no ser así, Dios nos habría puesto los ojos a los lados. Como los peces”. (Ana García, 29 de noviembre de 2019)