En los relatos de Antonio Real hay siempre un estilo irónico, sarcástico, a veces cáustico. Construye sus relatos con una cristalina estructura formal que encapsula a veces en una literatura de género que no siempre es lo que parece. Crea espacios y personajes de un mundo presidido por la Estupidez y por ese perverso gregarismo contra el que estos relatos aspiran a ser analgésicos, como nos advierte el subtítulo del libro. Antonio Real busca la complicidad del lector para regalarle una sonrisa. Ecologista de las ideas y, ante el progresivo avance del desierto del idiotita, estos relatos nada correctos políticamente son el mejor remedio contra esa otra desertización, apenas publicitada, causada por la deforestación de la inteligencia humana.