Lo primero que quiero decir es que es una novela que te encanta o la odias. Yo estoy en el grupo de los que la han amado. A mí no me parece que tenga un lenguaje burdo, o soez, pero tampoco esperes un lenguaje muy académico. Está escrito sin florituras, cercano y para que guste, y realmente lo consigue porque es muy entretenido de leer.
Santiago Lorenzo utiliza durante toda la obra un humor muy fino para hacer una espectacular crítica social: a la precariedad laboral, a la especulación inmobiliaria (alquileres abusivos para pisos de tamaños reducidos), a la ley mordaza, al consumismo irracional... (el colmo: ese portarrollos que te calienta el papel higiénico antes de usarlo). En definitiva, todo ese ruido televisivo y de consumo que tenemos alrededor continuamente y que no aporta nada a la vida.
A lo largo de sus capítulos empiezas a identificarte con el protagonista, Manuel, y le coges cariño, no quieres que le suceda nada malo... Hasta que llega ese giro que no te esperas y te das cuenta de eso que tanto temes, y es que eres un asqueroso más.
Tremendo Santiago Lorenzo con esta obra. Yo la recomiendo encarecidamente.
hace 1 año
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