Este libro es la continuación natural de "El gato encerrado", una vuelta más del río de la vida; río o arroyo, que eso aún está por ver. Como entonces, al autor le habría gustado, si acaso la tuvo alguna vez, no perder la naturalidad en sus anotaciones, la llaneza de la que hablaba Maese Pedro. Uno se conformaría si en este libro no se leyera una sola frase solemne ni una que no fuese sincera. Sincera, es decir, mentira o verdad aparte. No hay virtud mayor que la llaneza, ni en la literatura ni en la vida, ni en la novela de la literatura ni en la novela de la vida. Con tenacidad se persiguen en estas páginas una y otra. Sólo la libertad de escribir y de vivir no es una fantasía ni una locura sin fundamento, aunque nadie que no se mire con humor no podrá nunca ser libre. Libre del peor de los amos: uno mismo. No hay más novela que ésa del humor. Ni más poesía que esa novela.