Desde su publicación, Lejos de Ghana ha suscitado la admiración de la crítica anglosajona, no sólo por su indiscutible calidad literaria, sino también por introducir al lector occidental en el desconocido mundo de una generación que la autora denomina los «afropolitas» es decir, los hijos de los profesionales africanos que emigraron en las décadas de los sesenta y setenta, y que hoy conforman una comunidad de jóvenes políglotas y cosmopolitas dispuestos a romper con los viejos tópicos de la identidad y a participar en la imparable transformación de la cultura africana. Kweku Sai, un reputado cirujano ghanés formado en Estados Unidos, muere repentinamente en su casa de Accra a los cincuenta y siete años. Kweku había dejado mujer e hijos en América, y su muerte, como las ondas que provoca una piedra arrojada al agua, afecta a todos los miembros de la familia Sai, que acuden al velatorio del patriarca. Allí se reúnen de nuevo Fola, la madre; Olu, el ambicioso primogénito; los bellísimos mellizos Taiwo y Kehinde; y la menor, la inteligente pero acomplejada Sadie. Cada uno lleva consigo su propio dolor, y el obligado encuentro hará salir a la luz la historia de su alejamiento: las heridas emocionales, las mentiras, los errores cometidos en nombre del amor. Así, las vivencias de los protagonistas se entrelazan en una historia sobre la dispersión de una familia, que abarca diversas generaciones y culturas, desde África occidental hasta Nueva Inglaterra, desde Londres hasta Nueva York.