Al sur de la provincia de Salamanca, en la llamada Sierra de Francia, en un pueblo de la ladera del monte de la Quilama, transcurre Las aguas esmaltadas. Costumbres primitivas, supersticiones, actos salvajes y absurdos, amores desatados, frenéticos e intensos, luchas brutales, leyendas atávicas, creencias singulares, coexisten en una narración en la que la ironía –incluso el sarcasmo– y la poesía paisajística atenúan la crueldad de algunas escenas, que se muestra desnuda y punzante en otras. De insólito vigor y desparpajo narrativos, el lenguaje basado en un castellano popular y rural, puro y riquísimo, de poderosa expresividad, profundamente enraizado en el entorno agrario, describe situaciones cuya rudeza, lejos de cualquier truculencia gratuita, refleja un intenso sentimiento de la naturaleza, un conocimiento casi antropológico de un mundo en vías de extinción. La Editorial Delirio rescata Las aguas esmaltadas, primera novela de Manuel Díaz Luis, con la intención de rendir tributo a los territorios salmantinos y a sus habitantes, y con la certeza de reconocer a uno de los más grandes narradores que esta tierra ha dado.