LA TORRE DEL ÁNGEL VERDE. Añoranzas y Pesares IV

LA TORRE DEL ÁNGEL VERDE. Añoranzas y Pesares IV WILLIAMS, TAD

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Resumen

Mientras los malvados secuaces del Rey de la Tormenta se preparan para llevar a cabo la culminación de sus negras artes de magia y el rey Elías se hunde cada vez más en ese tenebroso mundo de pesadilla, los fieles aliados del príncipe Josua luchan desesperadamente para reunir sus fuerzas. Por su parte, algunos miembros de la desbaratada Alianza del Pergamino se congregan para intentar descubrir misterios de un pasado ya olvidados. Porque si la Liga consigue revelar antiguos secretos de la magia, enterrados bajo el polvo de los siglos, quizá sea posible dar a conocer a Josua y sus hombres los únicos medios de derrotar a un enemigo de otro modo indestructible. Sin embargo, el éxito o el fracaso de la Liga en esta empresa no libera del enfrentamiento a los valientes seguidores de Josua el Manco, que deben surcar mares tempestuosos infestados de sanguinarios kilpas, internarse en bosques donde se ocultan mentes y espíritus atormentados, descender a remotas cavernas construidas por los legendarios dwarrows y abrirse camino hasta las fantasmagóricas estancias de Asu a, la más importante fortaleza sitha.

1 Críticas de los lectores

4

Conclusión de una saga extensa y que se me hizo pesada en muchas ocasiones. Si crees que Tolkien describe demasiado las cosas, es que no has leído Añoranzas y pesares. Cierto es lo que leí una vez sobre este libro. Decía: "la acción no empieza hasta la página 100". Así que 100 páginas es lo que tenemos de presentación de personajes y del escenario, aunque no de todos. Luego comienza la aventura de Simón, un adolescente que después de tantas aventuras y desventuras tiene exactamente el mismo final (y principio) que Garion, el protagonista de Las crónicas de Belgarath. Si hay una cosa que el autor hizo bien, es comprender y mostrar la estupidez de los adolescentes, y no solo lo hizo con Simón. Pero Simón no será el único personaje sobre el que haya protagonismo. Ahora no podría contar cuántos son, pero el autor no tiene miedo de dedicarles párrafos o capítulos enteros a este o a aquel personaje que está a leguas de distancia haciendo otra cosa, por irrelevante que sea. Muchas fueron las veces en las que puse el piloto automático de lectura y pasé por encima de las líneas como si leyera el prospecto de un medicamento. Todo esto para llegar a un final que no me hizo sentir más que la sensación de que el escritor estaba más ocupado en mostrar su habilidad con la escritura que en hacer que lo que sucedía tuviera sentido. Llegué hasta esta parte porque en ocasiones sentía interés por saber qué iba a suceder, pero en cuanto cerré el libro supe que no volvería a leerlo. En definitiva, una lectura muy pesada que puede merecer la pena si eres paciente. Y si escribes, te puede enseñar un par de cosas. Sobre todo, a no abusar de las preguntas retóricas, porque en Añoranzas y pesares hay miles de ellas, y personalmente, acabé hasta el gorro de ellas y de su nula aportación.

hace 5 años