Premio Nobel de Literatura 2009. La piel del zorro nos ofrece un desgarrador fresco de una ciudad rumana durante las postrimerías de la era de Ceaucescu. La trama sigue la línea discontinua a través de múltiples escenarios desnudos –apartamentos, fábricas, bares, hospitales, cuarteles- y personajes amenazados –una maestra, un soldado, la amante de una agente de la Securitate-, todos marcados por el fracaso y la sospecha. Pero el verdadero protagonista de La piel del zorro es el hipnótico lenguaje con el que se organizan las distintas escenas, un prodigioso miniaturismo verbal que disloca y subvierte una realidad sórdida, cruel, primaria, donde el circulo vicioso de la desesperanza se recrea en la obsesiva contemplación de lo ínfimo y lo abyecto.