Madrid. Década de los 80. Barrio de San Blas. Esta no es una historia como las demás retratando detalladamente la movida madrileña. Este relato nos ofrece una visión más amplia y mucho más cruda de la realidad sobre como una mujer transgénero vivió aquella época, tan variada y alocada para unos, y tan difícil y traumática para otros que quisieron vivirla y no les fue permitido.
Los prejuicios, la hipocresía, la homofobia… son los protagonistas de esta autobiografía tan crudamente escrita, que refleja una vida de tantas que tuvieron que sufrir las burlas y la persecución por querer simplemente ser fieles a su sexualidad y a sus ideas.
Alana S. Portero nos ofrece, a través de La mala costumbre, lo que seguro son una pequeñísima parte de sus experiencias en conocidos barrios de Madrid durante una época convulsa por las drogas, la homofobia y la inseguridad.
Margarita, la Chinchilla, Eugenia, Jay…todos ellos serán personajes recurrentes en este relato, los cuales dejarán una huella imborrable en la protagonista y, quizás, en los lectores. Todos ellos, personas de vida humilde, solo aspiran a vivir y dejar vivir, ser respetados y amados, lo cual tendrá un coste irreversible para todos ellos.
La mala costumbre está llena de ironía, fuertes sentimientos que se entrecruzan y crean un maravillosamente triste universo de personajes, que se convierten en la esencia misma de la novela, y de pequeñas historias que nos darán una visión diferente de lo que era el Madrid ochentero. Aunque no sea una trama excepcionalmente original, La mala costumbre posee un carácter y fuerza abrasadores, una forma de narrar amena y personajes castigados por la sociedad, pero rebosantes de vida y con mucha personalidad. Un relato desgarrador e imprescindible para tomar consciencia de la sociedad en su peor versión. (Diana Arrufat, 5 abril de 2024)
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