En 1535, la república de Venecia extiende su imperio por todo el Mediterráneo. El Consejo de los Diez y el dux Andrea Gritti gobiernan la ciudad con mano de hierro; pero, al este, se erige como una amenaza la política de conquista de Solimán el Magnífico, que se encuentra en el apogeo de su gloria y poder. En este marco político, el destino de Cecilia Venier Baffo, hija de un rico comerciante veneciano, resulta incierto. La chica -que acaba de cumplir los catorce años- ha sido puesta al cuidado de Beatrice Cornaro Contarini, miembro de una rica y poderosa familia cercana al dux yapartada de su propia familia. En el palacio de esta aristócrata, Cecilia estudiará el arte de la elaboración de venenos y aprenderá los lenguajes turco y hebreo. Sin embargo, al ver los cuidados de que es objeto por parte no sólo de su tutora, sino de unos hombres con aspecto de oficiales, una pregunta no dejará de inquietarla: ¿a quién y a qué la destinarán? ¿Por qué es ella objeto de esta formación y mimo? Dos años más tarde, parece que Cecilia va a obtener la respuesta a estas preguntas al embarcar hacia su nuevo destino, Estambul, donde la espera su destino, puesto al servicio de la política.