Este libro me mantuvo atrapada de principio a fin. Aer tiene esa dualidad de los personajes más queridos, por momentos lo amamos con toda el alma y, en algunos casos, dan ganas de matarlo. El sueño de ir tras los pasos de un padre que desconoce, lo hace así de espontaneo y libre. En un mundo tranquilo donde la gente es sencilla y solo se preocupa por las cosas básicas: Conseguir alimento, enamorarse, formar una familia… Él busca un ideal. Se aventura más allá de la comodidad de los que lo rodean.
No sé qué pensaría la autora a la hora de escribirlo, pero toda la historia se convierte en una contundente crítica a la sociedad actual.
Puedo imaginar que Bipa y la gente de las Cuevas retratan muy bien a la gente simple, con aspiraciones sencillas de pueblo. A los que no les interesa conocer cosas nuevas sino quedarse en un lugar que ya conocen, y cuyo principal objetivo es cuidar a su familia, comunidad, vecinos, etc. Algo noble pero un poco monótono. Sobre todo para una persona inquieta como Aer, que creció escuchando las leyendas mágicas que le relataba su madre melancólica.
La mejor parte, quizás sea, cuando finalmente Bipa se adentra en los territorios donde el frio es eterno. En contraste con la gente de las cuevas nos encontramos con unos seres etéreos, que viven en castillos de hielo. De tan flacos casi transparentes, que comen muy poco para adoptar ese look fantasmal y tan ansiado por ese mundo superficial. Se van tornando cada vez más delgados hasta que desaparecen. Bipa los describe muy bien en esta cita.
“Los etéreos pierden la capacidad de sentir, de emocionarse. Eso es lo que nos hace amar la vida. Los etéreos buscan una existencia sin límites y, al mismo tiempo, renuncian a las cosas que valen la pena. Serán eternos, sí. Pero estarán eternamente vacíos. Tú lo sabes. Presumes de no sentir necesidades corporales, pero me has robado un beso. Solo para tratar de recordad qué se sentía al besar a una mujer.”
No puedo dejar de comparar estos seres con el ideal de belleza actual: personas lánguidas, como las modelos de revistas, en extremo delgadas y de movimientos ondulantes. Geishas consumidas hasta el hartazgo. Mujeres que se matan a dietas estrictas para alcanzar un ideal de belleza imposible, sin las curvas o atributos propios del género. Gente más preocupada en alcanzar un ideal irrealizable que de disfrutar su vida.
“Vivir la vida, eso no tiene precio. Quien no haya pasado nunca frío no apreciará el valor de una hoguera. Quien nunca haya llorado no disfrutará de los momentos de risas. Quien no haya pasado hambre no valorará un plato de estofado caliente. Quien no conozca la muerte no sentirá amor por la vida.”
No voy a contar mucho del final, porque perdería la gracia, pero finalmente cuando Bipa alcanza a Aer y a la famosa Emperatriz de los Etéreos se lleva una sorpresa para nada agradable. ¿Qué se puede esperar de un ente que busca sacarle la sustancia esencial a los humanos? Otra moraleja actual: Los que prometen mucho es porque nos quieren quitar aún más. Así me acorde de algunos políticos al llegar al final…
En mi opinión Laura Gallego, en un libro disfrazado de género fantástico, hizo una gran y meritoria crítica social. Y viendo como nos describe como sociedad, estamos muy mal, sinceramente. Pero siempre hay alguna Bipa, alguien que se acepta como es, a pesar que el mundo le diga que no está bien ser así. Y que es tan valiente como para ir detrás de la persona que ama y salvar sus propios ideales, más allá de la gente perfecta que la crítica, los políticos de turno o de la gente deprimida, que prefiere quedarse llorando en casa, antes de ir a buscar un mundo mejor.
Bipa no solo se convierte en un ejemplo para sus contemporáneos, sino que también salva a la humanidad. Aun sin proponérselo.
Espero que disfruten leyendo este libro si aún no lo hicieron. Da esperanzas, una luz ante tanta banalidad y estupidez en la que vivimos inmersos. Abre los ojos. El final emociona. Y mucho.
©erunismor.tumblr.com
hace 6 años
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