La verdad es que me esperaba menos y he encontrado más. Esta ligera novela no tiene nada que envidiar a otras muchas que, con más bombo y platillos, pretenden vendernos y meternos por los ojos las grandes casas o grupos editoriales. Con poca ayuda y escaso marketing, Carmen Guaita ha sabido transportarnos por una infancia soñadora solazada de recuerdos e historietas familiares. Entre líneas íntimas de mujer, que transmiten realmente bien lo que es a veces para muchos el juego tortuoso del amor: cuando te sientes terriblemente colgado por alguien que no te corresponde como tú quisieras, y te hace sufrir de la manera más baja y más perra. Por ponerle un pero, diría que para mi gusto al final se hace pelín almibarada. Un pasajero pasatiempo melómano dulzón, en el que prima el romanticismo más palpitante, mágico y evocador. Sencilla y amena.
hace 8 años