El potagonista de esta mágica historia es el mexicano Joaquín de la Cantolla y Rico, un soñador a quien pocos recuerdan, dedicado a los globos aerostáticos. Con talante visionario, propuso a las máximas autoridades de su país un sistema revolucionario para paliar la falta de espacio en la ciudad de México: levantar un "segundo piso" en el cielo con terrazas sostenidas por globos. Casi logra hacer una ciudad flotante, pero, como era de esperar, ese sueño digno de Julio Verne acabó en desastre.