La novela se centra en los Leslie, una familia de clase alta que vive en Rushwater House, en la campiña inglesa, alrededor de los años 30 del siglo pasado. Entre los numerosos personajes que aparecen –muy bien presentados en los primeros capítulos– destacan lady Emily, quien, con su vitalidad, buenas intenciones y despistes, siempre acaba interfiriendo en cualquier situación; el señor Leslie, preocupado por bautizar a sus toros con un nombre que empiece por R, y acostumbrado a salirse con la suya excepto en lo concerniente a su mujer; y sus hijos John, Agnes y David. También Martin, un chico de dieciséis años y nieto mayor de los Leslie, que algún día heredará Rushwater, tendrá un papel importante en esta historia coral.
Durante el verano los Leslie acogen en su casa a Mary Preston –sobrina de Agnes Graham por parte de su marido–, una joven que se sentirá atraída por los encantos de David Leslie, aunque también se lleve alguna decepción. Por otra parte, el párroco, Banister, va a alquilar su casa a una familia francesa durante el mes de agosto, otros cinco personajes que añadir a la variada lista.
Todos ellos, y alguno más que tendrá su aparición estelar, forman un pintoresco cuadro que retrata la vida familiar durante las semanas de verano. Personajes entrañables –y un insoportable adulador– que protagonizan situaciones cotidianas, amistades juveniles, la fiesta de cumpleaños de Martin, partidos de tenis, visitas a la ciudad, ocio y diversión asegurado, con un pequeño romance con final precipitado para alegría de todos, o el enamoramiento en el que cae un joven francés, prendado de una paciente madre de tres niños pequeños...
Entre recopilatorio de historias mundanas de la clase acomodada y comedia satírica, “Fresas silvestres” es una lectura amena, ingeniosa y ligera, con muchos momentos divertidos, que se disfruta. Ideal para leer en verano.