"De vez en cuando la vida, nos besa en la boca"... Ésta no es sólo la primera frase de una preciosa canción de Serrat, sino una bella forma de expresar las agradables sensaciones que me ha provocado esta obra. Las ilusiones y decepciones de la desgarbada Frankie vienen a ser, las que en mayor o menor medida hemos sentido todos a la hora de madurar y de crecer. La ruptura con el mundo infantil y las conmociones emocionales que se despiertan en la pubertad; son tratadas con simpática ternura, aguda fineza, y grata sensibilidad. La recreación de esa pequeña comunidad rural por medio de cuatro o cinco personajes, se complementa con la asombrosa frescura con la que se desarrollan sus diálogos: Una extraordinaria fluidez narrativa que te lleva a no despegarte en ningún momento de sus hechizantes y poderosas páginas. Carson McCullers evoca divinamente ese Sur provinciano, ajado y mortecino, que marcó para bien o para mal su machacona pero maravillosa literatura. Un "Guardián entre el centeno" anticipado, que aunque no tuviera -ni por asomo- el mismo éxito extraordinario; si que deja una clarividente forma de sellar la impronta. Esplendorosa.
hace 8 años