En la primavera de 1965 Fellini se reunía por primera vez con el escritor Dino Buzzati para proponerle la adaptación al cine de su obra Lo stranno viagio di Domenico Nolo. Fellini lo había leído en 1938 y había quedado fascinado por el argumento. Comenzaron a escribir ese verano en la residencia del cineasta en Fregene, prorrogando su colaboración a lo largo de todo ese año. Colaboró con ellos Brunello Rodi, guinista de la Dolve Vita. El resultado de semejante cóctel de talento fue El viaje de Mastorna, guión de la película que Fellini nunca llegó a rodar pero que consideraba la quintaesencia de su filmografía y que vació en sus siguientes trabajos. Se desconocen las razones por las cuales no llegó a rodar Mastorna. La leyenda habla de un supersticioso Fellini que soñó que moriría si llevaba a término esa película; en otras versiones es un vidente el portavoz de los malos presagios. Lo cierto es que en 1967, Fellini sufrió un colapso y que sin duda también influyeron los constantes desencuentros entre el realizador y su productor, Dino de Laurentiis. Pero lo que todos ignoran es qué palabras escuchó Fellini al otro lado del teléfono cuando, en 1976, durante una reunión para retomar el proyecto Mastorna, recibió una llamada tras la cual canceló el rodaje para siempre. El viaje de MAstorna la mejor película de Fellini jamás rodada a punto estuvo, por sugerencia de un agorero Buzzati de titularse La Dolce Morte.