En 1959 Hemingway regresó a España para cumplir un encargo de la revista Life: escribir un artículo, ilustado por fotógrafos de la talla de Burrows y Hotchner, sobre el duelo entre dos grandes toreros: Antonio Ordóñez, hijo de Cayetano, el Niño de la Palma, que ya aparecería en Muerte en la tarde (1932) y Luis Miguel Dominguín.