Un tranvía comunica una ciudad de provincias con una playa vecina. Por las mañanas, funciona como transporte escolar. Sus viajes de ida y vuelta de una terminal a la otra marcan el curso de la vida, con sus insignificantes o crueles acontecimientos. Pero, dentro de su fragilidad, la vida discurre también por otras vías, luchando por seguir su curso a través de los laberintos de los pasillos y de los pabellones de un hospital. Ínfimas coincidencias hacen que algunas veces ambos trayectos se confundan. El tranvía es un libro del recuerdo, que culmina con la palabra «memoria» tras dar múltiples vueltas por la nostalgia del pasado y el hospital del presente. Más proustiano que nunca, Claude Simon (Premio Nobel de Literatura 1985) nos lleva a la ciudad de su infancia, Perpiñán, cuyo tranvía sirve de metáfora para un singular viaje hecho de reminiscencias microscópicas, imágenes y retazos de escenas.