La obra que el lector tiene ante sí, El tiempo nos va desnudando, es una muy recomendable y singular novela pop que transita por el riesgo y la pasión literaria. Transparente y audaz, líquida y vaporosa, fluye con pasmosa facilidad mostrando nudismos individuales y colectivos en los que resulta fácil reflejarse. Encontrará aquí el lector todo un muestrario de personajes lúcidos y locos, alucinados y medianamente rebeldes. Un texto plagado de referencias culturales contemporáneas, de Francisco Umbral a Joy Division, de Gil Biedma a Woody Allen, pasando por los Sex Pistols, Duchamp o Alaska; una mirada a nuestro ADN cultural para comprenderse y comprendernos. Retrato íntimo, en definitiva, de este nuevo siglo y de toda una generación que vive con naturalidad entre la música, el sexo y la noche. Novela breve y diferente, autobiografía de ficción, poema ensayístico sobre la ciudad y sus gentes. El tiempo nos va desnudando profundiza en casi todos los fantasmas del "yo", en la soledad moderna, la ficción del amor y la propia ficción que es la vida. El libro-poema de otra generación sin respuestas que, como es el caso, se decide a darles caza (que sea el lector quien decida si lo consigue).