"Horacio Castellanos nos sitúa, desde las primeras palabras, en el centro de la historia, con una narración veloz, limpia, que no decae y mantiene la intensidad y el interés de principio a fin. Su texto está impregnado de gracia mientras desgrana las vicisitudes de su protagonista, alguien ya muy de vuelta y capaz de reírse de sí mismo y sus ocurrencias ... La trama transcurre entre colegas periodistas y antiguos miembros de la guerrilla también exiliados. Los recuerdos traumáticos que afloran tras la terapia, que perturban y sorprenden al propio interesado, apuntan siempre hacia la violencia familiar o política. Horacio Castellanos Moya sabe hablarnos del miedo infantil, de su superación siempre provisional, de la necesidad de contarse la vida propia y sanar la mente, casi como una idea reguladora para no enloquecer". (extracto de una crítica de Ernesto Calabuig)
hace 11 años