Lara no sabía nada del guapo desconocido al que la marea había arrojado medio muerto a la playa que había bajo su campamento. Pero presentía que sus destinos estaban entrelazados, y no lo entregaría a los contrabandistas que querían acabar con su vida. Se unieron en un lugar donde los nombres no tenían significado, donde la única realidad eran las suaves caricias sobre la piel, la mezcla de sus respiraciones agitadas y la pasión del momento. Ninguno de los dos podía imaginar que cuando volvieran a encontrarse sería en el abarrotado y deslumbrante salón de baile del padre de Lara, el conde. Allí se revelarán sus verdaderas identidades, y su secreta unión provocará un auténtico escándalo.