La tarea de encontrar puntos de referencia en la terrible confusión del poscomunismo es urgente, y la situación grave: la nación rusa, agotada, desorientada, desalentada, apática, ya no puede garantizar su propia supervivencia. Con la lucidez de quien ve cómo afloran las guerras civiles sobre el cadáver de los imperios, el autor traza un balance de los trece reinos más importantes de la dinastía Romanov y de los setenta años de dictadura bolchevique. A los rusos se les ha explotado, sometido, diezmado, siempre en nombre de una política criminal. ¿Qué hacer hoy? Solzhenitsyn deja entrever un camino que arranca de la necesidad de recuperar la memoria colectiva.