El libro lo componen diez relatos cortos de temática variada pero que tienen aspectos en común, como la inclusión de elementos fantásticos, los finales abiertos o con giros inesperados, o una mirada inquietante sobre temas aparentemente cotidianos de nuestra sociedad. También hay personajes a los que no les basta con su historia y pasean de una a otra, dando unidad al conjunto.
Me han gustado mucho los relatos; por destacar alguno concreto, “El banquete”, el primero de ellos, pragmático e impactante, y que no deja nada tranquilo al lector; “El inquilino” que irrumpe en la soledad de Sara; el surrealista y escalofriante “El fin del mundo”, que da título al volumen; el relato epistolar “La caverna” y sus oníricos habitantes; o esa plaga de “Mala hierba” que hay que arrancar. Son narraciones originales y que sorprenden; mi único reparo, que hubiese seguido leyendo otros diez cuentos más. En mi opinión, una lectura breve más que recomendable.