La infancia de Matsuhiro Takei no es fácil. Hijo del escritor Katsuhiro Takei, apodado el Salinger japonés por sus problemas para soportar la fama, se entrega a toda clase de grotescas actividades publicas para llamar la atención de su familia, entre ellas la construcción de gigantescos dioramas sobre cataclismos y la interpretación de música atonal improvisada en los locales de vanguardia del centro de Tokio. Tras licenciarse en la universidad, filma en la isla de Hokkaido una árida película de ciencia ficción de arte y ensayo extravagantemente autobiográfica que en contra de todo pronostico lo lanza a la fama en su país.