Coincidiendo con la llegada de un circo de freaks, un joven con voz de ángel, convertido en un próspero cantante de gospel, regresa a su pueblo, Enigma, donde están a punto de linchar a un negro por matar y violar a la que fuera su novia. Los lugareños lo idolatran de un modo absurdo y le atribuyen poderes curativos que no posee. Él, atormentado por la dramatización de su farsa, no quiere que la verdad salga a la luz, pues teme que la magnitud de la decepción pueda resultar calamitosa. Como afirma Kiko Amat en el prólogo, «Enigma es un pueblo lleno de retraso, burricie, violencia, racismo e, inevitablemente, fanatismo religioso, rama cristiana sureña extrema. Palurdos locos y creyentes: una eterna receta para la catástrofe».