Ella escribe para no acabar en la cárcel; él, para escapar de la prisión del olvido. Pero lo que en Lucía es obligación y en Linneo terapia, acabará por convertirse en necesidad vital y en el punto de encuentro de dos personajes extraordinariamente humanos. Somos recuerdos, pero si no encontramos las palabras con las que traerlos de vuelta al presente, dejamos de ser. Así, Linneo luchará por seguir siendo, porque la enfermedad no emborrone su memoria. Lucía lo hará para completar la historia de su madre, para reconocerla y conocerse. De esta forma, entre el viejo cocinero y la aspirante a chef surgirá una amistad literariamente imperecedera. En EL BARCO CANÍBAL viajan otros personajes, que, por su verosimilitud, extravagancia y dulzura dejarán en el lector una huella imborrable. Amor, sexo, las mejores recetas y una maravillosa historia de lealtad a uno mismo y de fidelidad a los amigos convertirán la travesía en pura magia. No suelo recomendar un libro abiertamente, pero este es, sin duda, una delicia Buena parte de la novela trascurre en las localidades almerienses de Níjar y San José, entre sus dunas y playas. Atardecer allí, frente al mar, me da derecho a pensar que Dios no ha muerto, que el susurro de las olas es la respiración de su último milagro
hace 4 años