Los habitantes de Almoneda son de lo más curioso e inclasificable: inventores de hamacas voladoras, maquis que cultivan jamones, brujas, boxeadores caídos en desgracia, emperadores alineados y fantasmas que juegan al ajedrez. Esta diversidad de personajes se funde con la propia tierra para revelarnos desiguales aspectos del alma humana, deshacer futuros y subyugar sueños. En una suerte de pacto de sangre, Cayute y sus amigos se comprometen a no abandonar jamás esta frontera inverosímil en la que nacieron. Será la propia vida, la atracción por las promesas de la gran ciudad y el amor lo que empuje a muchos de ellos a seguir un camino que creían imposible cuando eran niños. Así, al mismo ritmo que Almoneda va quedando abandonada, los protagonistas irán perdiendo sus raíces, su infancia y sus recuerdos. Solo Cayute acabará por ser fiel a su palabra y permanecerá en el universo mágico e inocente de Almoneda.