Desde aquel día no tan lejano en que Allan Karlsson saltó por la ventana de la residencia de ancianos y se lanzó a todo tipo de aventuras con la avidez de un jovenzuelo, el mundo ha sufrido una transformación radical que lo ha sumido en el desconcierto y la incertidumbre. Ante tal estado de cosas, un espíritu inquieto y una mente sin prejuicios, sumados a una tableta con acceso ilimitado a internet, impulsan al incombustible abuelo a emprender una singular cruzada a fin de salvaguardar la paz mundial. Todo empieza en una playa en Bali, donde Allan se encuentra con Julius para celebrar el centésimo primer año de vida. La idea de su amigo de regalarle un paseo en globo aerostático no deja de ser brillante, pero una vez en el aire la situación se complica: los intrépidos aeronautas pierden el control de la aeronave y caen al mar. Extraviados en la inmensidad del océano, la suerte parece sonreírles cuando un carguero se cruza en su camino y los rescata, salvo que se trata, en realidad, de un buque norcoreano que transporta cuatro kilos de uranio enriquecido con destino a Pyongyang, el feudo inexpugnable de un Kim Jong-un enfrascado en su programa de desarrollo nuclear. Así, en un abrir y cerrar de ojos, Allan se ve inmerso en una misión de la máxima trascendencia, una tarea diplomática muy delicada que lo llevará de Corea del Norte a Nueva York, después a Suecia y finalmente a África. Pero, ante los numerosos obstáculos y la complejidad de la operación, el superabuelo no tiene más remedio que plantarse ante Donald Trump y Angela Merkel para exponerles sus originales planes, sin cuyo cumplimiento la humanidad se encamina hacia una crisis de insospechadas consecuencias.