Trece testimonios, narrados en primera persona, constituyen en “Drohobycz, Drohobycz”, una muestra verdadera de Historia oral, en la que se retrata la persecución de miles de judíos, en el siglo XX, en Europa. Cada historia es un recorrido por los avatares de sus existencias y la de sus familias antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial. En ellas se nos hace partícipes, sin concesiones, de la miseria vivida, los familiares que nunca regresaron, el vagar por campos y calles, el estado de huida permanente provocado por antisemitas e incluso por parte de otros judíos... A lo largo de su lectura somos testigos de lo sucedido, no sólo en el gueto de Varsovia o en Auschwitz, también en territorios de dominio soviético, donde el terror no se quedó atrás. En definitiva, Henryk Grynberg -de origen judío polaco, superviviente, siendo niño, de un campo de concentración-, realiza una labor para la memoria histórica que no se puede pasar por alto, al dar voz a unos testimonios, que pese a lo ya conocido sobre el tema, no dejan de estremecer, pues en sus vidas quedó grabado el horror. (Dolors Martínez)
hace 13 años