...Yiwu pone el foco en la región suroeste de China, donde pequeñas comunidades de personas han resistido, arriesgando sus propias vidas, al mandato estatal de eliminar cualquier forma de culto religioso. A pesar de su fuerte formación secular y atea, Yiwu encontró en la persecución de estas comunidades religiosas la oportunidad para profundizar en su denuncia del brutal aparato de represión estatal chino. El lirismo de su prosa y la capacidad de empatía con los personajes que retrata le otorgan un carácter casi mítico a historias como la de una monja nonagenaria que, a pesar de las palizas, la hambruna y las décadas de trabajos forzados a las que fue condenada, mantiene su lucha por restituir el derecho de su comunidad a practicar su fe, o la de un cirujano que abandonó una lucrativa posición como administrador en un hospital del Partido para atender gratuitamente a personas en montañas remotas de la región suroeste de China. Dios es rojo confirma la vocación del autor por explorar las zonas más recónditas de la sociedad china, y muestra el valor y el coraje de mujeres y hombres que luchan por conservar los aspectos más elementales de la dignidad y la libertad humanas.