Maestro indiscutible del relato breve, Augusto Monterroso es autor de una de las obras más cautivadoras y depuradas de la literatura en lengua castellana. Publicó tarde, sin prisas, y nunca se tomó en serio (ni a sí mismo ni al oficio literario). Empeñado en colocar las comas en su sitio, como él mismo decía, devoró con fruición los clásicos grecolatinos y los españoles y también las gramáticas y retóricas que pudieran enseñarle a evitar errores de redacción. Fruto de ello es una prosa impecable y engañosamente sencilla que lo ha convertido en un modelo de rigor y estilo indiscutible.