Este maravilloso libro, humilde y lleno de encanto e inteligencia, nos habla de la felicidad y de la extrañeza de ser padre e hijo a la vez: el narrador se sorprende con el pensamiento mágico de su hija, se maravilla ante sus juegos y progresos con el lenguaje y se acerca a las grandes preguntas: ¿qué significa estar en el mundo? ¿Qué es la vida? ¿Y por qué el carrito del bebé se estropea siempre cuando más lo necesitamos? Para David Wagner, el concepto de hijo es impensable sin el concepto de padre, de hecho, es precisamente la integración en una sucesión de generaciones lo que distingue esa situación especial de la infancia. Cuando miras a tu hijo se despiertan recuerdos del hijo que alguna vez fuiste y sobre el que tus padres u otros mayores te han hablado.