“Muy bien hubiera podido llamarse libertad condicional”. Así empieza este relato en el que la libertad duramente conquistada que siente que ha conseguido el protagonista, Luis, se convierte en una “parva libertad condicional” cada vez que recibe una carta de su madre. Luis y Laura viven en París, donde se trasladaron desde su Argentina natal después de casarse. Llevan una vida aparentemente agradable y rutinaria, pero cada vez que llega una carta de “mamá” les devuelve al pasado del que hablan poco entre ellos.
Una confusión de nombre en una de las cartas hará resurgir bruscamente ese pasado, y el lector irá intuyendo primero y descubriendo después esa historia silenciada que esconde en el fondo un sentimiento de culpa y que desmonta la idea inicial que teníamos de la pareja.
Aunque no sea de mis cuentos favoritos de Cortázar me ha gustado leerlo; su cuidada prosa, cómo se va desvelando la trama, el misterio que sobrevuela el cuento, la tragedia que asoma, ese fantasma que acecha en los sueños... En resumen, un relato ameno y agradable de leer que se lee en un rato.