Un excatedrático escribe a su amigo fallecido Hilario quien, como él, dedicó su vida a los estudios humanísticos clásicos. En cartas emocionales e impulsivas, lúcidas y eruditas, rememora momentos de su vida junto a Hilario entre España e Italia, entreverados con pasajes de la historia imperial romana en la época de Augusto. Confluyen en esta novela epistolar dos periodos históricos, y en ambos aparece el eterno femenino a través de una atractiva Clodia, vinculada al emperador y cantada por los poetas alejandrinos, y una Clodia terrenal, vecina de Tíjola, que fue doméstica de Hilario y laboró en el más antiguo oficio del mundo.