Es el primer libro que leo de Albert Espinosa y, pese a que las críticas no eran muy buenas, el título me atraía mucho. No me arrepiento en absoluto de haberlo leído, me parece tierno y conmovedor y, aunque está narrado casi a base de recuerdos aparentemente aleatorios, todo acaba encajando. Al principio me costó un poco meterme en la historia, pero luego me enganchó y me dejó ese regustillo agridulce de los libros que te hacen recapacitar sobre la vida. Es cierto que el autor abusa de los puntos suspensivos, sólo tuve que ignorarlos para disfrutar de la historia.
hace 10 años