Los tres cuentos que se recogen debían formar parte de un libro sobre los cinco sentidos, pero la muerte del autor impidió que completase el proyecto. No obstante, cada uno de ellos tiene entidad propia, son distintos y se pueden leer de manera independiente.
“El nombre, la nariz” es el que más me ha sorprendido, quizá por ser el primero. En él se intercalan tres historias distintas que tienen en común la búsqueda y el reconocimiento a través del olfato. En “Bajo el sol jaguar”, que se centra en el gusto, una pareja de viaje por México disfruta de las sensaciones que los peculiares sabores culinarios provocan en ellos; e incluso la curiosidad los lleva a indagar sobre los sacrificios antropófagos que se llevaban a cabo en la antigüedad. En “Un rey escucha” nos muestra como todo el palacio se convierte en la extensión del oído del rey, que no se mueve del trono por miedo a que se lo usurpen; pero al final sonidos y voces se convierten en su propia pesadilla.
Son relatos excelentes, poéticos, que se fijan en el detalle y que te transportan plenamente al sentido en el que se centran. Me han gustado mucho, aunque reconozco que igual no es una lectura para todos los gustos, por aquello de que no pasa gran cosa, pero en mi opinión son muy buenos y recomendables.