De cortísima extensión, este relato escrito por el maestro, el gran Unamuno, está plagado de pura emoción, tristeza, pesar, martirio, pero, sobretodo, duda. Aunque sus personajes son planos (y esto es así porque realmente no nos hablan los personajes, ¡lo hace Unamuno! Tiene un tono tan íntimo esta novela que es una pura confesión de este gran autor, de sus dudas, de sus preocupaciones) este problema queda totalmente opacado por la grandeza de sus diálogos, llenos de filosofía, sí, pero, sobre todas las cosas, de emoción y amor. Lucerna crió un Cristo, y así nos lo hace ver este grandioso libro. Me marcó profundamente, y, tras leer esta corta obra maestra unamuniana, se convirtió directamente en mi autor favorito. Jamás se me olvidará el "hay que vivir" de don Manuel... No se puede esperar menos de un genio, como fue Unamuno. Pura genialidad hecha tinta. Recomendadísimo, sin duda alguna.
hace 8 años