La grandeza del español arranca de ahí, de creerse caballero andante, saberse loco y no estar muy convencido en el fondo de cuál es la verdad y luchar y morir, por si acaso, por esa idea grandiosa y apalear a los bergantes que se ríen de ello. Creer en el valor de la palabra sabiendo que no es más que una palabra. Morir por la libertad en un país que no la había conocido más que de oídas. Max Aub (Cuaderno manuscrito)