Apenas ayer les comentaba el libro de Haruki Murakami, “De qué hablo cuando hablo de escribir”, lectura que me motivó a buscar en mis libreros su última novela publicada en español, “Los años de peregrinación del chico sin color”, que hoy me permito comentarles.
“Los años de peregrinación del chico sin color” es una novela 100% Murakami. Es bella, reposada, melancólica, onírica, íntima y muy disfrutable, pero me dejó la sensación de repetición, de que el autor está reciclando historias y personajes, pero es una simple percepción, quién soy yo para criticar a un autor tan inmenso.
La novela trata de la entrañable relación entre un grupo de cinco adolescentes, tres varones y dos niñas, que sin ofrecernos una razón, de un día para otro deciden excluir del grupo al protagonista de la novela, Tsukuro Tazaki, el único de los cinco que en el ideograma de su nombre, no significaba un color.
“Ahora, con treinta y seis años, Tzukuro es un ingeniero que diseña y construye estaciones de tren, pero en el fondo no ha dejado de ver pasar los trenes. Lleva una vida holgada, tranquila, tal vez demasiado solitaria. Cuando conoce a Sara, algo se remueve en lo más profundo de su ser. Y revive, en particular, un episodio de su juventud: dieciséis años atrás, cuando iba a la universidad, el que había sido su grupo de amigos desde la adolescencia cortó, sin dar explicaciones, toda relación con él. Así empezó la peor época de su vida, hasta el punto de que acarició la idea del suicidio. ¿Ha acabado esa época? ¿Es posible que aquello le marcara más de lo que él cree? Tsukuru decide entonces ir en busca de cada uno de los miembros del grupo para averiguar la
verdad.”
Con la historia de Tzukuro, Murakami, con su singular narrativa, nos hace reflexionar sobre las relaciones que formamos a temprana edad, la inevitable separación que surge al paso de los años, o sea, la pérdida de amores y/o amistades; la necesidad de sentirnos aceptados, el ir construyendo nuestro futuro día a día, la mayoría de las veces sin un plan fijo, sino dejándonos llevar por donde nos conduce la vida.
Cómo casi siempre, en “Los años de peregrinación del chico sin color”, Murakami hila una historia íntima y compleja, con la música. En está ocasión con una obra de Fran Liszt -la escuché en iTunes- “Le mal du pays”.
también, el autor logra recrear ese escenario onírico en los cuales transcurren sus historias de auto descubrimiento y crecimiento personal.
La novela es una excelente lectura, que además de amena, como siempre sucede con el autor, te pone a reflexionar, gracias a esos escenarios oníricos que logra crear, donde transcurren sus historias de crecimiento personal y auto descubrimiento.
Quizá el final no es lo que esperaba. Es más, me quede con una extraña sensación de que el The End no existió, pero Murakami es Murakami: un enorme autor, y la novela que les comento, vale la pena leerl
hace 4 años
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